miércoles, 30 de diciembre de 2009

EL GATO CON OJOTAS


Muchos creían que era un ser inocuo,
algunos apostaban a que era tan solo un fantasma psicotrópico,
pero, para la gran mayoría era tan solo un ser psicodélico,
que inmerso en una realidad diferente,
impartía vida en algunas vidas.
No provenía de San Francisco, no viajaba a Los Ángeles,
tampoco protestaba en Washington;
solamente su vida transcurría al ritmo del sol y de la luna.
Sus ojos parecían dos candiles con fuego color esmeralda,
tenía los bigotes crecidos y una barba desprolija,
su sonrisa dominaba completamente su rostro,
la cual con sus redondas manitas conservaba limpio.
Cincelado en su puño la V de la victoria siempre estaba presente,
combinaba su atuendo al ritmo de una desgarrada alforja,
en la cual decían desgastaba aquellas impecables uñas.
Era un ser que flotaba en un mundo habitado por orates,
de los cuales muchos tenían cura,
y otros tan solo estaban ahí.
Convivía con la furia de los caracteres,
la maldad lo acompañaba a su derecha,
la bondad atravesaba su corazón,
él, solamente surcaba las calles.
Ayudaba al más viejo, aconsejaba al joven,
consolaba al triste, y reía con todos.
Las mujeres le daban de comer,
los varones solían compartir con el,
parecía ser feliz al estar rodeado de tanta maldad,
y era absolutamente feliz viviendo con la bondad.

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