lunes, 17 de agosto de 2009

EL ASESINO DEL CÁLCULO

Habían pasado 2, 3 noches y días: o quizás muchos mas. Entre números y formulas, su mente pretendía terminar con esta irreverente secuencia de soles y lunas, de negros y grises cielos, de dolores de cabeza e incongruencias matemáticas, que con el pasar de días hacían a cada minuto mas dura esta suburbana pesadilla.
Ahora después de muchas colillas de cigarro, de montones de hojas arrugadas, de tanto y tanto golpetear aquel cansado computador; (que por esos días convertido en su único y mejor amigo) planeaba como terminar este cruel suplicio.
Sabía que mayorando esfuerzos podía finiquitar con aquella tarea, y que todo lo que ahora tenia que hacer era algo concreto, que con un poquito de fluencia mental, aquello que parecía imposible podía ser posible, aquello que parecía una carga puntual sobre sus hombros podría ser repartida por todo su cuerpo y mente.
Tan solo había que ponerle un esfuerzo mínimo, para que aquella cuantía se transformase en algo dúctil y fluyera por su mente, en ese minuto se dio cuenta que era un problema de fundación, no era un problema de fatiga máxima, lo concreto era que faltaba tiempo, lo concreto era que estaba desesperado.
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhh, grito mentalmente, y por arte de magia aquello que parecía en su cerebro algo infinito se ordeno racionalmente, aquel grito ordeno en su confundida mente, aquellas incongruencias mentales, aquellas patrañas físicas,
Era hora de poner no solo un esfuerzo mínimo, sino uno mayorado para que aquella tensión fuese admisible, a ponerle filo a la mente, a ponerle un poquitín de Wendy
Y sino resulta esto a ponerle veneno a los profesores......he dicho